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Candelaria aprendió a escribir su nombre en el único mes de escuela que recibió en Guatemala. Ahora, ella está aprendiendo a leer y escribir a través del programa Plazas Comunitarias del centro El Sol.
Un sábado reciente, practicó la lectura de palabras como “misa” y “casa” en la pizarra. Filas de letras que ella escribió llenaban páginas de su cuaderno.
Lynda, instructora de Candelaria, monitoreó su progreso y le asignó tarea. Empujó a Candelaria a través de ejercicios cronometrados.
Cerca de ellas, la hija de Candelaria, Rosa, ayudó a otra alumna de Plazas Comunitarias a practicar las vocales. Las tres son hablantes nativas de Q’anjob’al, un idioma maya.
Candelaria es de la aldea de Ixtiapoc, en el estado de Huehuetenango. Aunque no completó sus estudios formales, su hija, Rosa, completó el sexto grado en Guatemala.
Como estudiante de Plazas Comunitarias, Candelaria está siguiendo un plan de estudios y un calendario de exámenes que para que pueda recibir certificaciones de la Secretaría de Educación Pública de México.
Plazas Comunitarias es financiado en parte por una subvención proporcionada por IME-Becas (Instituto de Mexicanos en el Extranjero) a través del Consulado General de México en Miami.
Cuando Candelaria se inscribió en el programa hace unas semanas, Rosa se inscribió como voluntaria.
Y mientras la madre y la hija trabajan, El Sol proporciona cuidado infantil gratuito para los dos niños pequeños de la familia.
En Jupiter High School, Rosa estudia Historia Mundial, Inglés, Biología y Álgebra, entre otros temas. También toca el chelo y toma orquesta.